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208. Historia de la botella

HISTORIA DE LA BOTELLA Como muchos otros inventos de la humanidad, el origen de la botella y su evolución está plagada de curiosidades y anécdotas. Cosas que hoy en día vemos normales, hace muchos años no lo eran tanto o se veían de forma distinta. Con el paso del tiempo ha sufrido multitud de cambios, tanto en su forma como en los materiales de este envase de vidrio o cristal. Origen de la botella La vasija de cuello largo y angosto que en los tiempos modernos se ha llamado botella es muy antigua. Hace 3.500 años ya las utilizaba el pueblo egipcio. De hecho, las primeras botellas de las que hay constancia fueron de calabaza. Aunque también se fabricaban de piel de cabra: egipcios y griegos transportaban el vino en ellas dejando como cuello la parte de la pata una vez desalojada la pezuña. Pero, ¿quién inventó la botella? Pues la verdad, al igual que en muchos otros inventos o descubrimientos de la humanidad, no existe un inventor. La botella ha sido producto de una evolución natural de diferentes recipientes utilizados desde hace miles de años. La botella en el Antiguo Egipto También existieron las botellas de barro: de ese material eran muchos de los bombylios, guttus, lekitos y alabastrones griegos. El uso de un material parecido al cristal comenzó en Egipto y Siria hacia el siglo XV a.C. El procedimiento no era el soplado, sino que consistía en introducir una especie de núcleo de pasta de sílice en el interior de un recipiente con vidrio fundido que, tras endurecerse, daba forma a la botella, retirándose posteriormente la sílice para dar lugar a la cavidad formada. En el siglo V a.C. se generalizaron las botellas de vidrio, hechas mediante la técnica ya definitiva del soplado. Las pequeñas botellitas estuvieron destinadas a contener perfumes e incluso lágrimas vertidas por los seres queridos. Las grandes se utilizaron para envasar el vino egipcio, muy apreciado en la Antigua Roma. ¿dónde se inventó la botella? La botella en la Antigua Grecia Los griegos llamaron a estos recipientes delicados y de tan diverso uso con la palabra ampolla o balsamario. Estos ejemplares griegos (al menos los que nos han llegado hasta nuestra época), eran algo diferentes a los egipcios: tenían pequeñas asas en forma de orejas. De hecho, terminarían por parecerse más al ánfora que a lo que hoy entendemos por botella. La botella en la Antigua Roma En la Antigua Roma el uso de la botella fue general. En una pintura pompeyana del siglo I se ve claramente dibujada una botella de vidrio con un vaso que le sirve de tapadera. Es como las de hoy a pesar de los dos mil años que las separan. Contrariamente a lo que pudiéramos pensar servían para contener agua, ya que el vino se envasaba y presentaba en vasijas de distinto material. Botellas de vino que por cierto se solía acompañar de buen queso. ¿cómo eran las botellas? La botella en la Edad Media A lo largo de la Edad Media la botella conoció un fuerte declive. La rudeza de los tiempos y las dificultades sobrevenidas tras el hundimiento del Imperio Romano cambiaron las costumbres y dificultaron el comercio. Todo se tornó más tosco, incluido el transporte: una botella de vidrio no hubiera llegado muy lejos. origen de la botella de vidrio El vidrio era sumamente frágil, no era práctico, y en el siglo X empezó a ser sustituida por la botella de cuero: la denominada “bota”. Esta industria nació en Inglaterra hacia el año 1000. El vidrio se reservó para confeccionar botellitas para licores raros y costosos perfumes y esencias. Evolución de la botella a partir del siglo XV También la madera fue material con el que se confeccionó esta vasija en la Alemania del siglo XV. A partir de esa fecha este material entró a formar parte de la industria botellera, como también los metales. Pero nada podía compararse al vidrio, y volvió su uso. Mercaderes italianos y aragoneses lo importaban de Oriente como muestra la documentación renacentista española. Las Casas reales castellana y aragonesa, de gusto muy refinado, mostraban su predilección por el recipiente de vidrio, e incluso se nombró a un oficial de palacio cuyo cometido era conservar los almacenes reales y sus bodegas: el “boteller del rey”, supervisor del aparador de su real Casa en Aragón, Castilla y Navarra. Las propiedades del vidrio hicieron que fuera abandonándose la madera, los metales e incluso la arcilla como elementos que pudieran estar en contacto con los licores. No obstante, las botellas de cerámica tuvieron gran predicamento en Oriente Medio: eran recipientes artísticos, muy hermosos, de gran panza esférica y cuello largo y cilíndrico que luego degeneraría en el botellón chato de cuello corto, padre de la garrafa y abuelos del botijo. evolución envase de vidrio A aquel recipiente lo llamaron en Castilla la botella del campesino y del pastor. Desde finales del siglo XVIII la botella tuvo que adaptarse tras sufrir algunas variaciones, a un nuevo uso: los ingleses consumían soda embotellada en sifones de cristal recubiertos de una malla protectora para los casos, no infrecuentes, de que el recipiente estallara por la presión del gas. La botella en el siglo XIX y XX Hasta principios del siglo XIX la industria botellera había permanecido inalterable, anclada en técnicas del pasado. Fue entonces cuando un cristalero de Bristol, Henry Ricketts, patentó en el año 1821 un molde para fabricar botellas en serie. Botellas de capacidad uniforme y evidentemente de la misma forma, lo que permitía estampar rótulos en relieve sobre el cristal que daba a los fabricantes la posibilidad de incorporar a la botella sus marcas comerciales. Fue uno de los hallazgos más revolucionarios dentro del mundo de la botella porque aseguraba, además, la producción en serie, cosa que sucedió en 1904. Fue ese año cuando el norteamericano Michel Owens construyó una máquina capaz de fabricar botellas de forma automatizada en la ciudad norteamericana de Toledo, en el estado de Ohio. Con este sistema los tipos de botella que se podían fabricar eran muchísimos. Un gran avance dentro de la historia del envase de vidrio. El tapón de corona y el decapsulado de hierro vinieron más tarde (inventos americanos también) de un ciudadano de Baltimore llamado William Panter, que se enriqueció con su invento a principios del XX. Hoy en día, las botellas de vidrio o cristal se emplean para envasar casi de todo: vino, cerveza, whisky, vinagre de Módena, licor, agua, aceite de oliva, perfumes, champagne o cava, azafrán, leche, aceite de argán, Coca-cola, caramelos… de todo. Desde entonces la botella ha permanecido inalterable en cuanto a su formato general. La aparición a mediados del XX de nuevos materiales amenazó su destino. Nos referimos a la historia de la botella de plástico. La botella de plástico comenzó a usarse en Francia por la Sociedad General de Aguas Minerales de Vichy, uno de cuyos ingenieros la inventó hacia 1969: era una idea sencilla, pero necesitó cuatro años de investigación. A aquella primera botella de plástico le siguió la maxiredonda, del mismo material, llamada a revolucionar un problema: el del almacenamiento. No lo resolvió, y se trabajó para crear la botella cuadrada, cosa que se consiguió en 1976 con la maxicuadrada. Su éxito fue tan fulminante que desbancó a todos los sistemas de envase del momento. Sin embargo, nada es perfecto, y la botella cuadrada sucumbió ante el brick. En la actualidad no podemos concebir el mercado sin la popular botella de agua o las botellas de plástico decoradas. Algunos, los puristas, los románticos y amantes de la botella tradicional, se resisten a los avances de nuevas formas de envasado y luchan contra la innovación, pero nada ha podido impedir la aparición de la botella cuadrada, una de las modificaciones aceptables: todos han visto en este detalle la sombra de su enemigo principal: el tetrabrik. Incluso se ha popularizado en los últimos tiempos las botellas de plástico gracias al reto de la botella challenge. En definitiva, la botella nos ha acompañado y servido desde hace miles de años, teniendo multitud de formas, materiales con las que se construían y multitud de usos. Tanto es así que existen por el mundo diferentes museos sobre la historia de la botella. Origen de la palabra botella La palabra botella procede del latín butticula, forma diminutiva de buttis = odre, tonel, y al castellano llegó tardíamente procedente del francés bouteille, no documentándose antes del primer cuarto del XVIII, ocupando el espacio semántico y léxico del castizo frasco. No obstante esto, hay que recordar que Nebrija emplea a finales del XV el término “botilla”, acaso prestado del italiano bottiglia. Apius Claudius Caecus...

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